Elecciones presidenciales en Colombia.
Análisis de las últimas elecciones presidenciales en Colombia.
El domingo 17 de junio los colombianos tuvieron la última palabra en las urnas para elegir al próximo presidente de su país. Recientes elecciones presidenciales en Colombia y en especial, el ballotage han sido una jornada muy intensa. Las opciones fueron Iván Duque y Marta Lucía Ramírez, del Centro Democrático y Gustavo Petro, de Colombia Humana con Angela María Robledo.
El proceso electoral se ha llevado en una atmósfera de normalidad y tranquilidad en los 11 mil colegios electorales de todo el país. Ningún centro de votación tuvo que ser reubicado debido a problemas de seguridad (algo que no sucedió en décadas). Y gracias a esta atmósfera de tranquilidad y un proceso electoral pacífico y muy bien organizado, Colombia se ha convertido en un país moderno y se ha mostrado como una democracia completa. También gracias a los debates públicos, a pesar de la campaña negativa en las redes sociales, Colombia se ha dado a conocer como un país seguro y confiable para invertir, muy seguro para confiar. La jornada de las elecciones, tanto en la primera vuelta como en la segunda ronda, ha sido una gran lección de civismo, libertad y democracia gracias al activismo de la ciudadanía colombiana y la alta participación.
Iván Duque, promovido por la alianza de los presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, es el nuevo presidente de Colombia. Con más de 10 millones de votos, se ha convertido en el candidato presidencial más votado en la historia, también es uno de los más jóven en la historia reciente. El presidente electo solo tiene sus cuatro años en el Senado como su actividad administrativa y experiencia en su vida como el mandatario. Su juventud y, paradójicamente, la falta de mucha experiencia resultaron ser una receta efectiva para ganar. Se puede decir, que de cierta forma, Duque ha ganado porque ha sido un candidato fuera del establishment político, quizás con poca experiencia pero fuera de este ambiente político que tanto ha cansado a los votantes colombianos. Uno que está lejos de los entornos puede ganar la simpatía, o al menos ganarla a corto plazo.
Las autoridades han señalado que por tercera vez, después de las elecciones parlamentarias de marzo de este año y después de la primera ronda presidencial, dos semanas antes de este famoso balotaje, estas son las elecciones más tranquilas de la historia y sin la participación de las FARC como una violenta organización guerrillera, y con el ELN cumpliendo este alto el fuego que habían prometido y con un voto en blanco. Mucha gente ha hablado que lo usará como una forma de protesta, como un voto "en contra" de los candidatos fuertes y polarizadores. El voto en blanco ha sido utilizado por personas que no estuvieron de acuerdo con ninguno de los candidatos que representan los extremos; debemos respetar esa decisión que también es la forma de ejercer el voto.
Las elecciones colombianas nos dan un panorama muy interesante donde la buena participación surge del primer plan, tanto en la campaña de forma de activismo político, como en las elecciones donde los ciudadanos ejercieron su voto masivamente. Aproximadamente, este 53% de los que votaron han sido personas muy activas en el proceso electoral, votando por su candidato; son los colombianos que realmente asistieron a las urnas para participar activamente en la democracia. Todavía queda un largo camino por recorrer para aumentar la participación política de los ciudadanos colombianos. Cuestiones como la justicia social y la justicia ambiental han sido temas sustanciales en esta campaña. Cuando observamos cómo votaron las personas, vemos que una gran parte de la sociedad colombiana está muy preocupada por la paz, por el futuro de la paz y por el futuro del acuerdo de paz. Otro elemento clave ha sido y sigue siendo la gran polarización que esta reciente campaña ha causado.
Durante esta compleja y agotadora campaña, el nuevo campo de batalla político ha sido, en general, Internet, y las redes sociales en particular, grupos en Facebook y cuentas de Twitter. En el último año, en Colombia el antagonismo y la rivalidad política se han reforzado mucho, la polarización ha aumentado debido a la campaña. La espiral de insultos y de fake news ha aumentado. El uso de notcias falsas ha ido más activo que normalmente suele ser en los social media. Internet es un reflejo de quiénes somos, como personas, ciudadanos, y un reflejo de cómo Colombia es como país, como sociedad. Especialmente en las redes sociales vemos una gran polarización de la sociedad colombiana. Una polarización muy marcada en el lenguaje: hay mucha violencia en las redes sociales. Hubo opiniones de analistas y los propios colombianos lo confirmaban, que los ciudadanos irán a las urnas, no para elegir un candidato que sea mejor para ellos y con una propuesta gubernamental que les guste, sino para votar en contra del otro candidato. No creo que esta forma de pensar sea provechosa para el futuro de cualquier democracia. De esta forma, se habían establecido las condiciones de confrontación y choque. Durante la campaña, hemos sido testigos de fuertes polémicas generadas por candidatos y temas polarizantes en entornos domésticos y familiares, entre los amigos más cercanos.
Algunos argumentan que lo que ha estado en juego aquí durante las elecciones es el modelo económico y social que los colombianos quieren para el futuro inmediato y que esto explica por qué han ganado los extremos en la primera ronda. Un modelo antisistema identificado con la izquierda versus esta parte de la sociedad colombiana que vota por Duque, muestra que no se trata de mucha polarización ideológica sino más bien de una confrontación sobre formas y maneras de vida. En este sentido, la situación en Venezuela ha tenido mucho peso en la decisión de los votantes. La cuestión de este país andino es decisiva. Los colombianos han internalizado el fenómeno venezolano. El tema de su país vecino ha sido presentado como una amenaza, como una condición que definitivamente no puede suceder en Colombia.
Los colombianos están divididos entre dos candidatos que no podrían ser más diferentes entre sí, por un lado Iván Duque, un derechista como lo llaman los medios de comunicación, y por otro lado, el izquierdista Gustavo Petro, que pertenecía a la guerrilla del M-19.
Los recientes comicios presidenciales, y especialmente, la segunda jornada con su recta final de campaña, fueron las elecciones inusuales en este sentido que nunca en la vida electoral los colombianos pudieron votar a la izquierda, o simplemente votar por 'la alternativa' que era tan fuerte en la segunda ronda. La izquierda nunca tuvo tantas oportunidades para llegar tan lejos, para llegar al poder; la izquierda nunca ha sido una fuerza con peso, una potencia con capacidad real para influir en los millones. Durante las últimas décadas, Colombia ha tenido una clase política tradicional muy fuerte, los partidos conservadores, de derecha - los partidos "tradicionales" mandaban y tenían el peso en los procesos de toma de decisiones en la política pública y en general han sido muy presente en la vida política, parlamentaria, o durante los períodos electorales y las campañas.
Colombia ha vivido largas décadas de escalamiento del conflicto armado y esta realidad tan brutal, de violencia política ha construido el determinado tipo de clase tradicional, cerrada a cualquier forma de 'alternativa' en los gobiernos, o simplemente 'alternativa' como otra forma de pensar sobre lo que es política y cómo se puede hacer la política. La falta de alternativas en el pasado puede ahora suponer un riesgo de que las fuerzas de la izquierda populista usen esta realidad del pasado y presionen por una nueva política, pero de facto, a cambio de lo nuevo (gente nueva, nuevo espíritu y juventud) Colombia tendrá una izquierda muy populista.
La clase política tradicional mantuvo su control debido a su influencia en los procesos electorales y la vida pública. Esta clase tradicional siempre había acusado a los movimientos sociales y a los partidos de izquierda de estar asociados con la izquierda radical, armada e ilegal de las querillas. Pero no podemos prohibir tener ideales socialistas e izquierdistas. Muchos colombianos tienen este tipo de convicciones, se identifican con los ideales de la izquierda, y por estas razones, las propuestas de G.Petro han tenido tal resonancia en la sociedad colombiana. Y esta tendencia crecerá, continuará. En un futuro muy cercano, la conquista de los socialistas, los izquierdistas, se ampliará, nos guste o no. También se debe enfatizar que en esta campaña la crisis en Venezuela fue utilizada como el instrumento para provocar miedo y el voto en contra de Petro. Si Petro no comete ningún error político y se comporta razonablemente, mantendrá su apoyo, que hasta ahora es difícil de medir (porque no tiene 8 millones; esta cifra es un resultado de la segunda ronda que tiene sus propias características; el apoyo verdadero y duradero para un candidato nunca se mide en los votos obtenidos en el ballotage).
El candidato favorito de los inversores y las empresas privadas fue Iván Duque. Este político pretendía, y sique intentando, renegociar parte del acuerdo de paz para poder condenar a los exguerrilleros de las FARC involucrados en el contrabando y narcotráfico. Y este asunto abre la pregunta sobre ¿cómo el tráfico de drogas debe considerarse? ¿Como un crimen político también? Porque es impresentable e injugable para un país como Colombia que los narcotraficantes, los miembros de las FARC no paguen un día en la cárcel, pueden ser elegidos en la vida política ahora (porque ya son un partido político) y no pueden ser extraditados. Otros temen cambios importantes en el acuerdo de paz debido a la posibilidad de poner al país en riesgo por más de 50 décadas de violencia y conflicto sangriento. Estas preocupaciones muestran cómo la paz es frágil.
Es necesario mencionar que en estas elecciones se ve una nueva realidad política donde el voto de los socialistas o simplemente de las personas que eligen "la alternativa", como ellos la llaman, se ha atrincherado, ha apoderado, y ha adquirido el valor y el peso, y ahora aparece casi en el primer plan en estas elecciones. La consecuencia de este activismo cívico y de izquierda, y la votación muy activa por Petro durante la última jornada aún se desconoce. Con el tiempo sabremos cómo la victoria de "la alternativa" (los votos de las personas que optan por las nuevas políticas y que no están afiliados a la clase tradicional colombiana, en su mayoría conservadora) tendrá un impacto en la política de Colombia. Tenemos que tomar esto en cuenta: la izquierda ha logrado mucho espacio público y, a la vez, el tiempo y el lugar en los medios de comunicación con la votación por Gustavo Petro. El voto para Petro es un número sin presedentes. También Iván Duque ha llegado a una cifra que no ha tenido ningún candidato: más de 10 millones de votos es una cantidad muy importante que otorga un mandato muy fuerte. Con alrededor de 8 millones de votos para Petro, la política colombiana está abriendo un nuevo proceso donde los ciudadanos requieren nuevas políticas, nuevas formas de hacer política: ahora nos esperan nuevas ideas. Estos cambios también deben ser monitoreados y analizados paso a paso, especialmente sabiendo que este tipo de cambio ocurre lentamente y con el tiempo sabremos más detalles sobre un posible cambio en la política colombiana.
El candidato favorito de los inversores y las empresas privadas fue Iván Duque. Este político pretendía, y sique intentando, renegociar parte del acuerdo de paz para poder condenar a los exguerrilleros de las FARC involucrados en el contrabando y narcotráfico. Y este asunto abre la pregunta sobre ¿cómo el tráfico de drogas debe considerarse? ¿Como un crimen político también? Porque es impresentable e injugable para un país como Colombia que los narcotraficantes, los miembros de las FARC no paguen un día en la cárcel, pueden ser elegidos en la vida política ahora (porque ya son un partido político) y no pueden ser extraditados. Otros temen cambios importantes en el acuerdo de paz debido a la posibilidad de poner al país en riesgo por más de 50 décadas de violencia y conflicto sangriento. Estas preocupaciones muestran cómo la paz es frágil.
Es necesario mencionar que en estas elecciones se ve una nueva realidad política donde el voto de los socialistas o simplemente de las personas que eligen "la alternativa", como ellos la llaman, se ha atrincherado, ha apoderado, y ha adquirido el valor y el peso, y ahora aparece casi en el primer plan en estas elecciones. La consecuencia de este activismo cívico y de izquierda, y la votación muy activa por Petro durante la última jornada aún se desconoce. Con el tiempo sabremos cómo la victoria de "la alternativa" (los votos de las personas que optan por las nuevas políticas y que no están afiliados a la clase tradicional colombiana, en su mayoría conservadora) tendrá un impacto en la política de Colombia. Tenemos que tomar esto en cuenta: la izquierda ha logrado mucho espacio público y, a la vez, el tiempo y el lugar en los medios de comunicación con la votación por Gustavo Petro. El voto para Petro es un número sin presedentes. También Iván Duque ha llegado a una cifra que no ha tenido ningún candidato: más de 10 millones de votos es una cantidad muy importante que otorga un mandato muy fuerte. Con alrededor de 8 millones de votos para Petro, la política colombiana está abriendo un nuevo proceso donde los ciudadanos requieren nuevas políticas, nuevas formas de hacer política: ahora nos esperan nuevas ideas. Estos cambios también deben ser monitoreados y analizados paso a paso, especialmente sabiendo que este tipo de cambio ocurre lentamente y con el tiempo sabremos más detalles sobre un posible cambio en la política colombiana.
Existe una opinión en la que todos los comentaristas coinciden en que los próximos cuatro años serán muy difíciles para el presidente electo, que deberá enfrentar nuevos desafíos en los ámbitos político, económico y social durante su presidencia. Y esta situación que puede durar requerirá una intensa búsqueda de apoyo político y social, también económico en el ámbito internacional, apoyo firme y más allá del electorado; Tendremos que plantear las cuestiones del consenso nacional. Como un ejemplo rápido, puedo mencionar una reforma laboral, una reforma de las pensiones y una reforma tributaria que debería procesarse. La reforma de la justicia también debe hacerse. Para este tipo de reformas se requiere un apoyo fuerte, estable y amplio, más allá del electorado, más allá de los votantes de Duque, los votantes que tradicionalmente han votado por la opción relacionada con el 'uribismo' y la derecha, etc.
La pregunta ahora es, ¿cómo afectará esta nueva polarización y confrontación, la hija de estas elecciones recientes, a la política y la vida cotidiana de los ciudadanos a corto y largo plazo? Esta es la pregunta abierta por ahora. ¿Cómo se agruparán las fuerzas debido a la nueva realidad política donde, por ejemplo, el candidato izquierdista ha logrado un buen resultado?
Y dado que, debido a las reformas urgentes, ¿cómo las fuerzas, más conocidas por su apoyo a Iván Duque, reaccionarán, se comportarán y se agruparán?
En este escenario, de la polarización total como un resultado de recientes elecciones presidenciales, hay otro tema: la afiliación de Colombia con organizaciones internacionales, como la OTAN. Con el presidente electo, los compromisos asumidos durante la presidencia de Santos se mantendrán y se respetarán. Incluso con Petro sería muy difícil tratar de alejarse de todos estos compromisos, tratados y alianzas, acuerdos que Colombia ha trabajado y logrado en los últimos años.
Durante los años del gobierno de Santos, se han producido y lanzado importantes reformas. Ahora Colombia enfrenta grandes desafíos en su política de inserción económica en el sistema internacional, es necesario buscar una mayor diversificación regional y sectorial. Para insertar el país internacionalmente, en el mundo, es necesario avanzar en un consenso nacional. Situar la política de inserción y la presencia de Colombia en el ámbito internacional es un gran logro de Santos. Estos compromisos / acuerdos bien redactados ayudan a incluir a Colombia globalmente y a mejorar su imagen, lo que le permite tener un mayor juego en el marco internacional. Incluso Petro, si hubiera ganado, habría tenido este escenario no fácil en términos de generar cambios drásticos de una vía a otra, completamente diferente de este trayecto previamente lanzado por Santos.
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