La histórica toma de posesión en El Salvador. Reflexiones sobre las elecciones presidenciales 2019.


La histórica toma de posesión en El Salvador. Reflexiones sobre las elecciones presidenciales 2019.  

Las elecciones presidenciales 2019: ¿Marcarán el nuevo rumbo hacia la diferente forma de hacer política? ¿El símbolo de los tiempos?


La victoria del 'presidente más joven en la historia de América Central', el primero mandatario que ganó la elección sin afiliación partidista a uno de los dos partidos tradicionales que habían gobernado el país durante tres décadas, 'el millennial'.
El perfil político de Bukele es muy difícil de etiquetar ideológicamente. Su victoria electoral forma parte de estos nuevos fenómenos que vemos recientemente en Europa o Hemisferio Ocidental, fenomenos que pueden trascender en cada parte del mundo y residen en nuevos tipos de líderazgos mundiales, con nuevos líderes con grandes aspiraciones que representan lo que ellos denominan "nuevas políticas, nuevas ideas". Y estos nuevos fenómenos van más allá de los entornos tradicionales, traspasan y saltan ideologías y políticas tradicionales.
¿Los nuevos aires realmente llegaron a El Salvador?



El sábado pasado, el exalcalde de la ciudad de San Salvador, Nayib Bukele, asumió la presidencia de El Salvador para el período constitucional de 2019-2024. Fue juramentado por el presidente de la Asamblea Legislativa, Norman Quijano, en el representativo Palacio Nacional, muy cerca de la Plaza General Gerardo Barrios. Este centro histórico de la capital estaba lleno de miles de ciudadanos que asistieron a la transferencia del poder presidencial y se convirtió en un espacio para romper con la tradición política de omitir la participación activa de los salvadoreños en el acto de toma de posesión del nuevo presidente. A la ceremonia acudieron cientos de ciudadanos, varios jefes de gobierno y de estado, así como altos funcionarios enviados desde docenas de países, entre ellos ministros de relaciones exteriores. Bukele se hizo cargo después de ganar en la primera ronda con el 53% de los votos, es decir, del apoyo de los ciudadanos.
La ceremonia de transferencia de mando e investidura del presidente Bukele ha sido histórica. El acto de investidura fue, por primera vez abierto a todo el pueblo salvadoreño, todos los ciudadanos pudieron asistir a la inauguración del nuevo presidente. Y así es como se veía la ceremonia, con mucha gente y con gran euforia en las calles. Un verdadero 'happening' y una gran fiesta con emociones y reacciones auténticas de los ciudadanos- un gran evento que una vez más mostró la gran popularidad que goza Bukele entre los salvadoreños. En las calles y en la ceremonia, se oía muchos lemas y frases como estos:
"Devuelvan lo robado". "Que sea gobierno para el pueblo, no para beneficios partidarios". "Si, se pudo". "El cambio va a estar en nosotros, el pueblo, no solamente en él, sino en cada uno de nosotros".
Todos estos gritos, lemas, reacciones y ovaciones mostraron una cosa: los salvadoreños están hartos de injusticias, robos de fondos públicos y luchas políticas constantes. Cansados de los extremos en la política y de los conflictos cotidianos, locales y estatales, ideologías extremas y polarizantes ("políticas e ideas viejas") cansados de política tradicional y políticos "viejos" que representan formas antiguas y tradicionales de hacer política, que a menudo roban dinero público e ignoran a los ciudadanos. Y estos ciudadanos le dieron al político como Bukele la oportunidad de ser el nuevo presidente y "sacar al país adelante" (lo que es una "responsabilidad colectiva", como él mismo dice). La popularidad del mandatario sigue siendo alta, se la ve muy bien en las calles y en las redes sociales (que son muy buena herramienta para su apoyo). Estos altos e incuestionables niveles de popularidad (por ahora, porque por ahora entre los votantes de Bukele cunde optimismo y admiración por él) le ayudarán a llevar a cabo sus proyectos de "cambio".
Pero la pregunta es, ¿cuánto tiempo disfrutará el nuevo presidente de tan alto apoyo dentro de la sociedad? Debido a que Bukele no tiene proyectos específicos, carece de detalles sobre cómo resolverá muchos desafíos en el país. Las preguntas con respecto a la financiación del partido GANA y del propio Bukele como candidato en las elecciones presidenciales han quedado sin respuesta, indican algunos comentaristas salvadoreños. Ahora hay euforia, pero después de la luna de miel vendrán tiempos difíciles y las grandes ilusiones que tiene la gente, el nuevo equipo tendrá que cumplirlas y enfrentar la nueva realidad. Bukele tendrá que atender los problemas diarios de los ciudadanos, esta vez sin el uso de bellas palabras y consignas pegadizas, pero con detalles, concretos y resultados de sus propias acciones.
Bukele: "Debemos decidir nosotros mismos que debemos dejar de matarnos". "Debemos decidir nosotros mismos que vamos a trabajar el doble para sacar a nuestro país adelante; nuestros hermanos en el exterior también deben unirse". (...) Las citas provienen del discurso inaugural del presidente, en el que presentó las prioridades de su mandato para los próximos cinco años.
Estas frases reflejan los verdaderos desafíos que impiden el desarrollo económico de El Salvador, causando un gran número de migraciones económicas y altos niveles de violencia en el país. Las peleas en la política, el famoso bipartidismo, el clientelismo, las alcantarillas del poder y las guerras domésticas afectaron la calidad de vida de todos los salvadoreños. Esta realidad está afectando la economía, el crecimiento económico, la convivencia de los ciudadanos y muchos otros aspectos. El Salvador tiene una deuda que alcanza el 70% del PIB.  Ahora el flamante presidente tiene 5 años para proyectar y desarrollar las nuevas políticas y marcar el nuevo rumbo en el país hacia un verdadero cambio generacional, ético, moral - una transformación en la forma de hacer política y ver la política. Al presidente electo le espera ahora el nada sencillo desafío- un verdadero reto de simplemente no engañar estas vastas expectativas que le facilitaron su victoria, de no decepcionar las esperanzas de sus votantes. Los objetivos son, por ejemplo, minimizar el crimen, mejorar la seguridad en el país, aliviar la educación y el sistema de la salud y regenerar la economía creando nuevos puestos de trabajo.


La nueva realidad. El entorno postelectoral - el arte de la comunicación política.
¿Estamos entrando en un período de transición?


Los primeros días de la presidencia del nuevo mandatario pueden vislumbrar ciertos aspectos de cómo el nuevo equipo planea llevar a cabo algunos de sus proyectos. Los primeros días pueden dar a los analistas una nueva visión de algunos aspectos (que antes no se veía tanto) de cómo el nuevo presidente interpretará ciertas realidades y cómo se verá la política ahora. En estos días se ven con más claridad algunos símbolos que marcaron y marcarán de cierta manera la forma en que gobernará el nuevo equipo. El flamante presidente mostró dónde y cómo quiere poner los acentos en política doméstica y en las relaciones con el equipo anterior. Sus formas de comunicarse con los votantes merecen nuestra atención. La manera en que se está produciendo la comunicación entre el presidente y su equipo, entre el presidente y los ciudadanos, es bastante interesante, peculiar y nunca vista en la política salvadoreña. Estamos entrando en un período de transición bastante especial, en el que aparecerán fenómenos o cosas que atraerán nuestra atención y que parecerán extrañas, que diferirán de lo que hemos visto hasta ahora en la política de El Salvador.
Ya es un buen momento para reflexionar y ver nuevas realidades que surgen después de la victoria electoral de Bukele, las nuevas oportunidades que nos brinda este nuevo entorno, y desde allí podemos analizar en detalle la nueva realidad postelectoral. Incluso comenzando con la toma de posesión, hemos visto nuevos acentos en la política. Nuevas señales aparecieron en el discurso de Bukele en la ceremonia de inauguración. Lo que me falta como analista es un buen debate, un debate de calidad. Hay formas nuevas y muy intensas de comunicación entre Bukele y los salvadoreños, pero no existe un debate real sobre los caminos, costos y estrategias del cambio estructural en El Salvador.
Así como no veo un debate de verdad en la vida política en El Salvador, me ha faltado ver tanto el discurso inaugural como los otros discursos de Bukele con propuestas e iniciativas detalladas y puestas sobre la mesa. Todavía no se ha presentado al público ningún discurso detallado que finalmente describa con más detalle y proporcione información específica sobre las rutas que va a llevar el nuevo presidente para gobernar y las acciones que tomará para implementar sus proyectos pomposos y originales.
Según la filosofía del nuevo presidente , el éxito político y electoral  reside en los "retweets" y los "me gusta" en las plataformas sociales. Este político sabe cómo comunicarse con la gente, sabe cómo manejar bien el tema de la comunicación política porque es su sostén. Es el pilar, la base para Bukele, para su carrera política y su forma de hacer política: él ve la política como una plataforma donde uno tiene que presentarse y ganar la audiencia. El caso similar, pero no el mismo, lo vemos en México, donde el nuevo presidente, López Obrador sabe cómo manejar la realidad digital, o más bien el arte de la comunicación, porque más que la comunicación "online", López Obrador valora hablar 'cara a cara' con los votantes. Y lo hace con mucha precisión sin necesidad de estar activo en Twitter y repartir ordenes desde allí. AMLO es políticamente más maduro, como hombre y como político.
Volviendo al caso de El Salvador y al nuevo presidente, la ceremonia de inauguración careció del discurso más profundo. Fue un discurso que podría esperarse, diseñado para lograr el éxito en las redes sociales, y para difundirlo y citarlo allí, pero no para reflexionar más a fondo y con más análisis. Vemos en este caso la forma y la esencia de ver la política por presidente Bukele: el objetivo es estar presente en las redes sociales, comunicarse con la gente desde allí, dar órdenes desde Twitter. Me gustaría ver un discurso más profundo y detallado, más basado en lo que Bukele va a hacer realmente. El presidente parece estar más interesado en lo que dirá la gente, cómo reaccionará y qué impacto tendrán sus discursos y apariciones públicas en 'social media'. 
Una cosa es segura por ahora, Bukele goza de gran simpatía por parte de los medios no tradicionales, cuenta con el apoyo de una parte bastante grande de la población salvadoreña, ha despertado muchas expectativas y aquí me detengo para acentuar este detalle: Las expectativas serán la clave para el futuro gobierno y la popularidad del presidente.
Y estos medios no tradicionales, redes sociales, miles de seguidores con sus cuentas activas pueden girar en un momento determinado cuando las cosas no van a funcionar como lo prometió el presidente, etc. Perder simpatía es una tarea muy sencilla. Y por el contrario, la popularidad en las redes sociales hoy en día es muy fácil de ganar. Este tipo de popularidad es muy fugaz y Bukele debe saberlo y dejar de depender del soporte 'online'. El apoyo actual del presidente depende de la popularidad en las redes sociales, Twitter, etc. ¿Qué hacer cuando las promesas van a continuar sin cumplirlas? Habrá tensiones y tendremos que encontrar a los culpables. Las expectativas frustradas afectarán con mayor fuerza la gobernabilidad y estabilidad del nuevo gobierno que los acuerdos de las fuerzas parlamentarias en el congreso.
¿Y qué hacer si no habrá Twitter? Es una pregunta irónica, simplemente para hacernos reflexionar. Por ahora, el soporte digital que tiene Bukele es bastante fuerte y amplio, pero este tipo de apoyo es muy ilusorio. La presencia activa del equipo del presidente y del nuevo gobierno en las plataformas digitales da la impresión de que la nueva administración trabaja arduamente y cumple con sus responsabilidades, lo que puede ser muy engañoso. Primero, confuso, segundo, la popularidad es muy fugaz y giratoria. Hay que tenerlo en cuenta.
Si bien su actividad (también 'online'), su popularidad y el apoyo de cientos de miles de seguidores en Twitter continuarán favoreciéndolo en sus gobiernos, Bukele seguirá teniendo la posibilidad de gobernar tranquilamente sin la necesidad de preocuparse por la gobernabilidad y por el apoyo social necesario para llevar a cabo diferentes proyectos guiados y firmados por el nuevo equipo.


La indudable popularidad del presidente.


La credibilidad del presidente Bukele se puede medir en su popularidad, y no es así como debería ser. La credibilidad de cualquier político, activista y líder debe ser el resultado del respeto ganado a través de largos años, e incluso décadas de trabajo honesto sin la necesidad de cultivar las PR continuo de su propia persona en las redes sociales. Una vez más, un buen ejemplo es el presidente de México, López Obrador, una figura muy importante en la política mexicana, un conocido líder político, bien conocido no a través de 'retweets', sino gracias a la fuerza de su propio carisma, carácter y la base fiel de los ciudadanos. La credibilidad basada en "likes" nunca será duradera y fructífera. Además, la popularidad que actualmente goza Bukele es la herencia del hartazgo social dentro de la sociedad salvadoreña, cansada de tantas humillaciones, robos de fondos públicos, tantas injusticias y estafas en la vida política. Es muy fácil presentarse como 'el único honesto', mientras que toda la clase, en cierta forma, se ha relacionado con actos de corrupción.
Ampliación: La última encuesta de Mitofsky (01.07.2019).

Los niveles de popularidad del nuevo presidente están aumentando debido al estilo diferente de dirigir al gobierno (estilo distinto/original/ 'no tradicional' de hacer política) y las últimas medidas tomadas por el equipo de seguridad. Y estas acciones relacionadas con el tema de seguridad posicionan mejor a Bukele en la percepción ciudadana.
* El Plan de Control Territorial (cuyo objetivo es minimizar la fuerza y el poder de los grupos criminales) y las operaciones emprendidas por el equipo de seguridad y defensa nacional hacen que el nuevo presidente está alcanzando niveles de popularidad sin precedentes en la política global - Bukele goza de una gran popularidad en la sociedad de El Salvador.
La tasa de aceptación aumentó en 15 puntos, el 1 de junio N. Bukele obtuvo un poco más del 65%, y para el 1 de julio, cuenta con una aprobación del 80% entre los salvadoreños.

Los factores gracias a los cuales ganó Bukele. El marketing y el perfil político.

Las elecciones presidenciales en El Salvador se han convertido en un punto de inflexión en la corta historia democrática del país, que comenzó con la firma de acuerdos de paz en 1992.
El resultado de las elecciones las hizo históricas por varias razones,  la más sorprendente/llamativa fue la siguiente: las elecciones en sí demostraron ser el final del sistema bipartidista. Este sistema ha estado presente en las últimas tres décadas y garantizó el éxito de su gente en el poder. Solo los candidatos que representaban a los dos partidos principales tuvieron una oportunidad de éxito electoral: o bien representaban a la Alianza Republicana (Arena) de derecha, o el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de izquierda.
A pesar de los inimaginablemente altos índices de criminalidad en el país y la corrupción en la vida pública, el sistema bipartidista garantizó paradójicamente la estabilidad política y la previsibilidad del sistema político. Ningún líder que representaba a los partidos tradicionales y ningún equipo gubernamental logró eliminar a El Salvador de las listas de las naciones más subdesarrolladas, endeudadas y más brutales de toda Latinoamérica. El Salvador está a la vanguardia de los países más peligrosos para vivir. Además, en los últimos años, los escándalos de corrupción que involucran a políticos de alto nivel han influido fuertemente en el sistema político y han generado una gran desconfianza hacia los mandatarios. Por lo tanto, no podemos sorprendernos con la victoria del candidato "externo"/"outsider".
Bukele ganó sobre todo gracias al gran apoyo que desarrolló y cultivó en las redes sociales. Ganó porque los partidos tradicionales, representantes del agotado sistema bipartidista, subestimaron el hartazgo dentro de la población salvadoreña. Bukele ganó gracias a su propia estrategia, que resultó ser eficiente, y gracias a ser un hombre ágil, capaz de manejar el arte de la comunicación y la presentación política. Los votantes de Bukele votaron a favor de un cambio generacional, estructural y filosófico en la política, quieren que la política se haga de manera diferente. Aquí se puede analizar en detalle el papel del apoyo de los "millennials", que entienden la política de manera distinta como la ve la clase tradicional de la "vieja política". Sí, ya podemos hablar de un cambio histórico en la escena política salvadoreña, pero nos espera analizar qué cambio, qué tipo de cambio habrá y cuánto durará el nuevo proceso (un gran estudio de la calidad del proceso de transformación que tanto lo quiere ver el nuevo presidente). Por ahora es muy obvio por qué Bukele logró su victoria.
La desilución/la frustracion de los ciudadanos hacia los políticos que representan a los partidos tradicionales, además, los partidos en el poder durante 3 décadas se han utilizado efectivamente en la campaña electoral. Durante la campaña electoral, Bukele, en lugar de apaciguar a los ciudadanos frustrados, jugó política y cínicamente con la tarjeta "corrupción" de manera excesiva, enfatizando las derrotas políticas de sus oponentes sin la intención de lograr una verdadera reconciliación salvadoreña. Tal comportamiento no es un acto de madurez política, no contribuirá a la conciliación y la calma de emociones, ni a iniciar reformas urgentes en el país. Después de ganar, cuando comenzó a reunir a su equipo, noté los elementos de conciliación que comenzaron a aparecer en el espacio público y los debates, pero dudo que sea posible calmar a la sociedad en este momento.
En los últimos meses, Bukele se ha dado a conocer como un tipo inteligente que solo sabe/puede (y lo hace muy bien) promocionarse en la red. Como un "chico de relaciones públicas" ('a public relations person') es genial, no lo veo como un político con habilidades reales de liderazgo (al menos hasta ahora) con una marcada empatía en sus acciones. Los meses de la campaña electoral confirmaron mis dudas sobre la capacidad de Bukele para negociar malentendidos políticos, suavizar disputas y resolver la gran espiral de polarización en la sociedad salvadoreña. Las mismas dudas aparecen al analizar el caso de Jair Bolsonaro en Brasil: una victoria espectacular, la falta de habilidades de liderazgo genuinas, una gran dosis de egoísmo de un líder político de perfil neurótico narcisista (tan dañino para la sociedad). En el caso del presidente "millennial" Nayib Bukele, veo menos estas características psicológicas, pero existen; se nota la inmadurez política y la agilidad en el campo de las relaciones públicas.


Reflexiones sobre la realidad democrática salvadoreña en el contexto de la "nueva política" y la "post-verdad".


https://fundacionsoroka.blogspot.com/2019/06/reflexiones-sobre-la-realidad.html




                                                                Foto EDH/Jessica Orellana 

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